miércoles, 19 de octubre de 2011

El viaje del Caracol, capítulo XXI: París a ritmo del barrio latino

Como ya tenía decidida la foto que quería conseguir al anochecer, era hora de encaminar nuestros pasos hacia el barrio Latino, pero antes cruzaríamos a Ille Cité para visitar Notredame.


La luz del atardecer envuelve la fachada de Notredame en unos preciosos tonos dorados, hay ya mucho ambiente en sus alrededores y el cielo cubierto tapa toda la isla, realmente es una imagen muy bonita.


El interior de la catedral resulta espectacular y mucho mas cuando tenemos la suerte de contemplar en directo una actuación de un coro, sus voces recorren cada rincón del edificio y llegan a estremecer a cualquiera.


Me encuentro con algunos compañeros, fotógrafos de boda que aprovechan un escenario con tantas posibilidades, incluso realizan tomas en el interior, siento cierta envidia ya que por desgracia en España cada día es mas complicado realizar fotografía en muchos espacios, pero eso es otra historia.


Cruzamos por el lado contrario a donde llegamos a Ille Cité y comenzamos a recorrer el barrio Latino, va cayendo el día y las calles empiezan a llenarse de músicos que actúan ante la mirada de un público variopinto. Cada pocos metros hay un grupo diferente y algunos consiguen reunir una cantidad considerable de espectadores, solo hay que elegir uno de tu gusto y sentarse en el suelo a disfrutar.


De entre los muchos que estuvimos escuchando estos chicos fueron los que mas atención consiguieron captar, fue un placer disfrutar de sus jazz callejero sentados a orilla del Sena mientras esperaba a que el cielo de París se volviera azul y que justo enfrente Notredame comenzara a iluminarse.


Unas jóvenes parisinas a las que ayude con una botella de vino, uno no sale nunca sin una navaja multiusos... tuvieron a bien invitarnos como agradecimiento a unas copas de Chardonnay bien frío, la combinación calle-música-vino-Sena hizo que me rindiese a los encantos de esta ciudad.

Cuando llegó el momento esperado, la imagen de Notredame iluminada y reflejada en el río era preciosa, unos cuantos ajustes en la cámara y colocar un trípode de bolas en una de las barandillas de las escaleras que dan acceso a las embarcaciones y ya estaba listo para obtener esa fotografía imaginada el día anterior.


Hubo que esperar un momento perfecto en el que ninguna barcaza cruce por delante para que la superficie del agua esté lo mas calmada posible y click..... click, ya está, me gusta, una en horizontal y otra en vertical, será un recuerdo perfecto de una noche en el barrio Latino, la última noche en París.


continuara ...

Besos.

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