Este invierno vamos a tener que seguir esperando para pillar una gran nevada y tener así la posibilidad de disfrutar de un amanecer con un paisaje completamente blanco, y eso que al principio parecía que iba a ser un año de nieves, solo fue un espejismo aunque queda mucho invierno por delante.
El caso es que unos amigos decidimos aún sabiendo de la no existencia de nieve, subir dirección de Siete Picos para ver amanecer desde allí y tener ante nuestros ojos unas preciosas vistas de la sierra.
Es un paisaje duro, por esta zona siempre sopla el viento con fuerza, solo hace falta fijarse en las formas de los árboles y muchos de ellos tirados o doblados.
Usando algunos de estos troncos como primeros planos estuve probando diferentes encuadres mientras la luz del día comenzaba a asomar.
Debajo de nosotros un precioso mar de nubes que cubría toda la sierra, algunos picos asomaban como si de islotes perdidos en el mar se tratasen.
Finalmente apareció el sol muy cerca de La Bola del Mundo y unos destellos iluminaron la corteza del tronco, como siempre son momentos muy efímeros e intensos. La temperatura se hizo muy agradable y al día no se le podía pedir mas.
Una vez que recogimos el equipo disfrutamos de una marcha por los alrededores antes de bajar de nuevo a pie de puerto y recompensar el madrugón con un caldito bien caliente.
Besos al alba.
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