El río Manzanares a su paso por la Pedriza serpentea esquivando a su paso todo tipo de obstáculos en su mayoría de componente granítico.
En ocasiones se trata de descomunales bloques y en otras rocas de tamaño medio que asoman en su cauce, en muchas zonas donde se concentran esas rocas a menudo se alternan saltos y remansos, el agua adquiere velocidad para frenar casi en seco y volver a un ritmo mas pausado.
Como quiera que aún no disfrutamos de un paisaje nevado por estos rincones, uno de los mayores atractivos a la hora de fotografiar el río es concentrarse en cada pequeño desnivel para captar los caprichosos dibujos del agua.
Muy a primera hora y con un ambiente helador todo tiene unos tonos azulados propios las sombras, hasta que ocurre el milagro diario, el sol lentamente asoma por el horizonte y a duras penas consigue colarse entre las ramas de los pinos para por fin alcanzar en algunas zonas la superficie del río.
Es así como, donde antes solo teníamos una percepción de frío por los colores dominantes, ahora notamos la calidez que ofrece la luz del sol cuando cubre de oro el río, los tonos dorados son cada segundo mas intensos, es algo que durará apenas unos instantes para después desaparecer hasta el siguiente día.
Espero que en breve este paisaje se transforme y todo lo cubra la nieve y el hielo se agarre a las ramas que salpican el río, entonces volveré de nuevo para disfrutar de este oro líquido.
Besos de oro.
Te he descubierto gracias a los 20blogs, estas fotos me parecen excelentes, pero son demasiado bonitas para ser reales. En todo caso enhorabuena porque dan ganas de tirarse dentro de la foto. Tienes un blog muy bueno, te sigo.
ResponderEliminarClicka sobre mi nombre y pásate por mi blog (el cortejo humano), es sobre seducción, trucos para hacerlo más fácil basado en la psicología evolutiva y en mis experiencias