martes, 10 de mayo de 2016

Midi Pirynees - Etapa 6: Autoire - Saint Cirq la Popie

La jornada de hoy estaba dedicada a dos pueblos únicamente, ambos incluidos por mérito propio en la lista de "Les plusbeaux villages de France". Estoy hablando de Autoire y de Saint Cirq la Popie.



Autoire, su historia conocida se remonta al siglo XI, junto con otras ciudades cercanas, bien protegidas por sus murallas, consiguieron sufrir lo menos posible durante la guerra de los cien años.



Aún así, fue devastada por los calvinistas en 1562 y no se recuperó hasta 1588. Hoy en día es un precioso pueblo que guarda toda su historia en cada uno de sus muros, de sus rincones.



La vida transcurre muy tranquila como en toda la comarca, es cierto que es junio y aún no hay demasiados turistas, las calles presentan un aspecto vacío, donde solo algún niño rompe el silencio con su bicicleta.



Simplemente con cruzar el pueblo y mirar hacia atrás, uno se da cuenta que en sitios así, el tiempo pareciera deternerse, pasamos toda la mañana deambulando por sus calles, visitando la iglesia y entrándonos en los campos.





Queríamos llegar a nuestro siguiente destino justo para comer, en este caso ya tenía localizado un camping desde antes, así que la idea era acomodarse, comer, descansar y mas tarde al atardecer, hoy si que pegaba duro el sol, subir por la colina hasta llegar a lo alto donde se asienta el espectacular Saint Cirq la Popie.


El camping está a la orilla del río, y además cuenta con una pequeña playa para disfrutar del baño, desde nuestra parcela sale un caminito que lleva directo a ella, mas no se puede pedir, el resto de las instalaciones como siempre de diez.







Al comenzar a caer el sol, nos dispusimos a comenzar la visita al pueblo. Ya eran unos cuantos los visitados durante los últimos días, realmente no había uno solo que no nos hubiera impactado de alguna manera, todos eran muy bonitos, envidiablemente cuidados y presentados para el disfrute del visitante.




Sin embargo, y si tuviera que elegir uno solo de ellos, me quedaría con este, sí, Saint Cirq de la Popie lo tenía todo, cada rincón estaba estratégicamente cuidado, adecentado, pequeños restaurantes salpicaban sus callejuelas, daban ganas de parar a tomar algo en cada uno de ellos.



Casas de venta de productos artesanos de la comarca completaban el surtido de locales del pueblo.






Y, por si todo esto fuera poco, el castillo situado en lo alto de la colina, dominando el valle, se alza majestuoso, y el río abraza por el perímetro la ciudad.

Las vistas son preciosas, solo se oye el silencio, en estos momentos la luz del atardecer lo baña todo, comenzamos de nuevo el descenso y nos es imposible no girar una y mil veces la cabeza ante lo que dejamos atrás cada pocos metros recorridos.




El sol se oculta finalmente tras la colina y deja el pueblo en sombra esperando a la noche. Ha sido una visita deliciosa sin duda. Regresamos al camping que justo en la entrada tiene un bar con una terraza de lo mas acogedora, ni que decir tiene que no se puede dejar escapar la oportunidad de saborear una cerveza mientras recordamos todos los momentos de día y alguno incluso lo repasamos con la cámara.




continuará ...

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