martes, 11 de diciembre de 2012

Los hayedos en otoño

Es evidente que si existe un lugar donde el otoño alcanza unas cotas de belleza muy altas, este es en el interior de un hayedo.


Una mañana con una previsión meteorológica pésima no parecía ser el mejor momento para visitar un hayedo, sin embargo, mi amigo Oscar Díez (gracias colega por enseñarme este precioso rincón) y yo no somos de los que nos arrugamos ante un día con "mal tiempo", muy al contrario, solemos aprovecharlos esperando que nos ofrezca una oportunidad especial.


Al llegar a la zona y dejar el coche aparcado nos quedaba una caminata por el interior del bosque, la lluvia como era de esperar ya había hecho acto de presencia, así que comenzamos a caminar con los equipos protegidos .

Una vez que ganamos altura ya podíamos ver en el margen izquierdo asomar las copas de algunas hayas espectaculares, seguramente mas de una centenaria, solo quedaba encontrar un hueco por donde descender la ladera y poder estar así a su misma altura.


Fotografiar bajo la lluvia os aseguro que puede resultar cualquier cosa menos cómodo, te faltan manos para sujetar el paraguas, el trípode, el cable disparador y a la vez manejar los botones de la cámara, en cambio, una luz muy especial tamiza el suelo del bosque, las hojas húmedas realzan sus colores y un maravilloso olor te envuelve.

Nos separamos buscando posibles encuadres, cada uno se mete en su mundo y se concentra en disfrutar lo espectacular del lugar, es como si no existiera nada mas.


En este caso yo me quedo a un lado del río para aprovecharlo como base en las fotografías, me gusta jugar con la corriente, con las formas que el agua dibuja a su paso y al fondo un suelo del bosque completamente rojizo, por encima las hojas de las hayas en múltiples tonos dorados, es el otoño.

Y de esta manera pasan las horas, casi sin darnos cuenta, ha resultado una mañana muy bien aprovechada, con cara de satisfacción nos juntamos con Gloria que también nos acompañaba y comenzamos a desandar el camino hasta llegar al coche y de ahí hacia casa.


Un día mas compartiendo con amigos el placer de estar en contacto con la naturaleza, sabemos que la próxima vez que el tiempo nos amenace volveremos a desafiarlo de alguna manera.

Besos otoñales.

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