El comienzo es bastante empinado, el suelo de rocas y el peso en nuestras espaldas hace que vayamos despacito, no hay ninguna prisa, es importante no reventar y quedarse sin fuerzas.
Por el camino hacemos pequeñas paradas para tomar agua, descansar un poco y de paso sacar alguna foto de recuerdo con la compacta que viene muy bien llevarla a mano en uno de los bolsillos laterales de la cintura.
Cuando descendemos el último tramo que lleva a la laguna es ya tarde, es el momento de parar a comer cerca de la orilla, nuestro destino final será una pequeña meseta colocada al otro extremo de la laguna y por encima del refugio.
Sabemos de antemano que el atardecer no va a presentar ninguna nube, es la previsión anunciada, así que la opción pasa por buscar algún reflejo de los picos sobre charcos y en la propia laguna cuando llega la hora en que la luz se desvanece.
Lo que es malo para el atardecer, fotográficamente hablando, puede ser bueno para realizar tomas nocturnas, una noche rasa es ideal para que aparezcan muchas estrellas ante nuestros ojos y sin duda nos encontramos en un lugar ideal para esto.
Mientras estamos cenando observamos el cielo para estar preparados, asoma la primera estrella y en un breve espacio de tiempo el cielo se transforma en un espectáculo de luz, se podría decir que no quedan huecos libres para mas estrellas.
Vamos a pasar la noche bajo un manto de estrellas increíble y además tenemos la suerte que la vía Láctea atraviesa de punta a punta el valle justo por encima nuestro.
Estamos cansados y es hora de ir a dormir, mañana hay que madrugar y antes decidimos hacer una foto justo donde vamos a descansar para recordar siempre un momento tan especial.
Al despertarnos el cielo ya comenzaba a clarear, nada que ver con la noche cerrada del día anterior, la luz poco a poco iba dejándonos ver las cimas del circo, así que nos preparamos para fotografiar algunos rincones mientras íbamos desayunando algo.
Todo ocurre muy deprisa y ya tenemos encima un nuevo día, ahora nos toca recoger e ir pensando en regresar, todavía queda un largo camino de vuelta hasta poder descansar de nuevo en casa. El cansancio puede que se aprecie en nuestras caras e incluso en nuestros pies, pero desde luego la sonrisa no se borra de nuestra boca.
Besos a la luz de las estrellas.
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