La idea es fotografiar el pico iluminado con los primeros rayos del sol y conseguir su reflejo en el agua del ibón.
Mientras hacemos la caminata a buen ritmo, bajo nosotros se extiende un mar de nubes que cubre por completo el valle, la vista resulta impresionante, lástima que no podamos parar, corremos el riesgo de no llegar a tiempo a nuestro objetivo.
Tomamos una bifurcación y continuamos subiendo paralelo a un arroyo que nos llevará directo al ibón, en cuanto nos plantamos en su orilla observamos con desencanto que el nivel del agua esta muy bajo, dejando a la vista toda una marca de tierra que rodea su perímetro, es una faena porque se desmorona la idea del reflejo.
Queda muy poquito tiempo para que aparezcan los primeros rayos, retornamos sobre nuestros pies arroyo abajo para tomar alguno de los pequeños saltos de agua utilizando la montaña de fondo, hay que darse mucha prisa, solo durará unos instantes.
Al final lo conseguimos, la imagen de la peña tomando un color naranja intenso es realmente bonita, apuramos un par de encuadres distintos y rápidamente pasa un momento tan fugaz como intenso.
Quiero agradecer a Enrique Fernández y a Rafa Muñoz (compañeros ambos de FONAMAD) por sus aportaciones, muy útiles para el diseño de este viaje.
De regreso a Piedrafita el mar de nubes de primera hora se había disipado, aún así quedaban todavía algunas trazas de niebla, la luz seguía siendo cálida y suave.
Nos volvemos a descansar y decidimos ir por la tarde a subir al ibón del Anayet para disfrutar allí del atardecer, es una ruta bastante mas larga y dura que la de esta mañana.
Besos pirenaicos.
muy guapas si señor....
ResponderEliminarEsas primeras luces en el pico y la cascada en primer plano son fantásticas!!!
ResponderEliminarEnganchada desde el primer día a este diario.
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