jueves, 22 de septiembre de 2011

El viaje del Caracol, capítulo XV: Le Mont Saint Michel

Tras abandonar Saint Malo y sus murallas, tomamos dirección a uno de los lugares sin duda estrella del viaje: Le Mont Saint Michel.

Nada mejor que unas ostras y un vino frío mientras contemplas la bahía para prepararte antes de la primera visión que tengamos a lo lejos del monte.


Debe su nombre a la abadía consagrada al culto del arcángel San Miguel y está situado en una isla que cada día queda rodeada de agua y conectada de nuevo con tierra firme al ritmo de unas vertiginosas mareas, de las mas rápidas de toda Europa.

En lo alto de la iglesia hay una estatua del arcángel que alcanza una altura de nada menos 170 metros sobre la orilla.

Por muchas imágenes que hubiera visto de este lugar previamente, nada es comparable a cuando aparece ante tus ojos, no quise olvidar esa sensación nunca y para eso tomé una imagen desde el interior de la AC con la cámara compacta.


Es un sitio muy turístico, de esos de los que suelo huir con pavor, pero entendía que en una ruta de este tipo era de obligada visita y mucho mas si me acercaba a el con esta forma de viajar que me iba a permitir cenar y dormir teniendo por vista su preciosa silueta delante del salón y la habitación a la vez.

La imagen que quería conseguir estaba mas que clara (la habrán tomado antes que yo miles de personas), una toma de la abadía iluminada justo en el momento en que el cielo adquiera un color azul intenso y al ser posible si coincidía con la pleamar conseguir el reflejo del monte en el agua.

Todo pinta rematadamente mal al llegar para estos planes, el cielo está completamente gris y ya de camino ha ido lloviendo varias veces, parece como si la gran tromba de agua estuviera por caer; pero uno no llega hasta aquí para ni siquiera intentarlo, así que para cuando llegue el momento decisivo ir a tiro hecho, salimos antes en busca de donde tener un buen encuadre.


Una vez que marco la zona y me he decantado por usar una focal algo menos angular, regresamos a la AC para cenar pronto y esperar a la noche. Resulta increíble estar sentado y contemplando esta maravilla con una copa de vino blanco en la mano cuando de repente empiezan las luces a encenderse muy poco a poco.


Es el momento esperado y hay que darse prisa, mochila al hombro, el trípode y a correr hasta donde antes había puesto mi marca, en medio de una zona de fango que por suerte ahora tenia mayor nivel de agua.

Todo pasa muy rápido, enseguida el cielo pierde su color y deja paso a la noche mas negra, ha resultado realmente bonito y además he conseguido la foto buscada, el reflejo no ha podido ser todo lo limpio que me hubiera gustado debido a que la brisa movía la superficie del agua, pero es para estar contento visto lo mal que se presentaba la tarde, finalmente no ha llovido apenas.


Estamos entre los privilegiados que van a pasar la noche en este lugar, así que no puedo dejar de aprovechar esta oportunidad para ir en plena noche y ya sin turistas a visitar la abadía, antes hay que ir de nuevo a la AC para aligerar parte del peso y llevar lo imprescindible nada mas.

continuara ...

Besos.

2 comentarios:

  1. Suerte la que tuviste de verlo con agua alrededor, porque cuando estuve yo, coincidió con dos días que no había marea. Justamente había habido marea el día anterior a nuestra llegada, y nos quedamos sin la foto del monte con el agua rodeándolo.
    En fin, por lo menos tengo excusa para volver, a pesar de que las saturaciones no me gstan, pero conseguir la foto merece la pena.
    Saludos!

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  2. Vino, ostras y Saint Michel Momento unico cazador ! Todo un privilegio. Espectacular la Abadia en tus fotos nocturnas.

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