sábado, 17 de septiembre de 2011

Oro parece y plata no es

Poco a poco el verano va dando sus últimos coletazos, atrás va quedando una estación que siempre he asociado a una luz dorada principalmente por las tardes.


A pesar que en esta época normalmente el campo adquiere un aspecto mas pobre que en cualquier otra estación, no quita para que me guste mucho observar como las últimas luces de cada día iluminan la vegetación seca.


Cuando esto ocurre suelo colocarme frente al sol mientras se va escondiendo por el horizonte, es una especia de despedida de un día mas, a cambio me regala imágenes con cierto aire de sosiego.


La iluminación de contra siempre crea un halo que perfila lo que tiene delante haciendo que el resto tenga un bajo contraste, me gusta ver esto desde cerca del suelo, el sol acaricia todo con su luz rasante y yo recibo así esa sensación tan agradable.


Cuantas pequeñas cosas hay en este mundo para disfrutarlas y no cuestan nada, ¿no creéis?

Besos de oro.

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