sábado, 10 de septiembre de 2011

Diario del Valle de Tena, día 4: El Anayet no pudo ser

Después del madrugón, una siesta reparadora nos da fuerzas para afrontar la subida por la tarde a los ibones del Anayet e intentar desde allí fotografiar el atardecer.

Como se puede observar en esta primera foto desde la base del parking Anayet en Formigal, el tiempo no pinta nada bien para adrentrarse en la montaña. Mucho viento, mucho frío y lo peor de todo, mucha niebla.


A pesar de todo no nos vamos a quedar mirando desde el coche, así que salimos y comenzamos a caminar hacia arriba; una vez que se llega a la base de la estación después de media hora, queda una caminata de otras dos horas y pico con fuertes desniveles en algunos tramos.


Llevamos caminando mas de hora y media, el peso hace que tengamos que hacer una parada para descansar, la cosa va a peor, la niebla esta ya a nuestros pies y encima hacia arriba ya no vemos nada. En ese rato tenemos que decidir algo, ya sé que los que me conocen bien saben de mi cabezonería, pero os prometo que tuve un ataque de cordura y decidimos que no merecía la pena continuar, primero porque seguro no íbamos a disfrutar de ningún tipo de atardecer una vez que llegásemos arriba y segundo porque el regreso podía ser de lo mas complicado y largo.


De nuevo hacia abajo, con sensación de pena, pero cada vez que girábamos la cabeza para ver cómo se ponían las cosas por allá arriba, mas convencidos estábamos de haber acertado.

Al llegar casi de nuevo al punto de partida en la parte del valle teníamos aún una luz bonita, cuando la niebla abría dejaba ver pequeños claros de la montaña y con eso nos conformamos, eso y un último rayo de sol que encendió una de las cumbres entre un abrazo de niebla.


Besos pirenaicos.

2 comentarios:

  1. Esa última foto fue el premio a la cordura ;)
    Un abrazo!

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  2. Bueno esta vez no pudo ser, pero caerá, en otra ocasión, y las condiciones nos sonreirán

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