martes, 16 de agosto de 2011

El viaje del Caracol, capítulo XI: Costa de Granito Rosa

Y "a la carrera" fue como llegamos a tiempo de ver un nuevo atardecer esta vez en Trégastel, en la famosa costa de granito rosa (Côte de Granit Rose).




He de reconocer que antes de comenzar el viaje esta zona la sentía menos auténtica, quizás por ser una zona de residencia de lujo de muchos parisinos, quizás porque a pesar de las imágenes bonitas que había visualizado en la web imaginaba algo demasiado "elitista".


El caso es que la zona me encantó, es un paisaje muy especial diferente a todo lo demás, una costa plagada de bolos graníticos de un color que va desde el rosa a malvas y que se hace mas intenso a medida que el sol desciende, en esos instantes la luz transforma cada rincón en un chorro de color.


En un viaje de este tipo es siempre bueno llevar un día comodín, un día que previamente no está destinado a nada en especial pero que a buen seguro a lo largo del trayecto se va a utilizar, pues bien, tan deseable me resultó la zona que ese día se gastó por estos lares.


La primera tarde después de hablar con una pareja de ancianos de la zona, que por cierto me indicaban totalmente al contrario de donde yo quería fotografiar el atardecer porque imagino no pensaban que buscase el sol de cara, llegué después de una carrera por la orilla a una zona donde poder esperar pacientemente a que el sol se posase sobre el horizonte.


Hubo una zona en que ya fue imposible seguir caminando paralelo a la orilla porque estaba completamente cercada por una mansión de dimensiones gigantescas, resultaba imposible bordearla caminando y no perder todo el tiempo que quedaba de puesta de sol.


Así que una vez elegida la primera localización iba regresando poco a poco a unos pequeños lagos salados muy cerca de donde estaba aparcada la AC.


El atardecer resulto por suerte un espectáculo, todo bañado de rosa intenso y después cuando ya no quedaba luz directa el cielo se tiñó de rojo pudiendo siluetear las rocas de la orilla contraria.


A la mañana siguiente la idea era acercarse a Perros-Guirec a pasar la mañana y continuar camino, pero al encontar un mirador donde poder aparcar cómodamente y echar un vistazo a la costa, encontramos un camping perfecto para utilizar ese día de reserva y continuar así mas tiempo en la zona.


Quitando la hora de la comida y algún otro momento la jornada transcurrió entre idas y venidas por la senda de Los Aduaneros, un camino que recorre toda la costa salpicado de pequeñas bahías en cuyo interior asoman en superficie una cuantas rocas redondeadas como si de cuerpos de hipopótamos se tratase.


Siguiendo la senda se llega caminando al Faro de Mean Ruz símbolo de la ciudad y de pequeño tamaño pero colocado en un saliente precioso.


Toda la mañana esta salpicada por ráfagas de un viento tremendo, tanto que en los alrededores del pequeño faro siento como soy incapaz de sujetar el trípode con la cámara y mantener el equilibrio a la vez, por desgracia una señora de edad rodó por el suelo produciéndose una gran herida en la cabeza, nadie esta libre de no tener una caída en esas circunstancias.

A pesar del viento estoy disfrutando mucho con las formas caprichosas de las rocas, tanto las que forman las paredes de la costa como las innumerables que asoman en el mar, algunas tienen un tamaño mas que considerable y otras guardan un equilibrio difícil de comprender unas sobre otras.


La senda va por lo tanto siguiendo un zig zag incesante, en cada curva aparece un nuevo recodo mas atractivo que el anterior, en muchos de ellos me detengo e incluso bajo a pie de mar para tomar algunas fotos desde un punto de vista distinto, hay que estar pendiente del viento y de los golpes de mar para no tener un remojón con el equipo a cuestas.


Y así van pasando las horas, con constante admiración por este paisaje de cuento, de formas caprichosas, de viento fuerte y brezo.

continuara ...

Besos.

4 comentarios:

  1. Has sacado unas fotos preciosas de la zona.
    Perros-Guirec me gustó mucho, y toda esa zona de rocas grandes rosadas.
    No tuve tu suerte con la puesta de sol que disfruté allí. El cielo no sacó todos sus colores, pero me senté en una roca enorme, y me impregné del magnetismo del lugar, mientras el sol se acostaba en el horizonte.
    Creo que volveré, porque el lugar me enamoró.
    Por cierto, esa calita con árboles en la orilla dónde es? Esa se me pasó....!
    Saludos !!!

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  2. Bonito lugar, vertiginosas y profundas proyecciones de la costa que me encantan. La escena de la puesta de sol en rosa es espectacular. Poder contemplar esos momentos únicos y privilegiados es una gozada. Por eso dicen, "una imagen vale más que 100 palabras"...

    Hoy además hay que sonreír a la cámara! pues se celebra el día mundial de la fotografía así que felicidades por tu trabajo, a los que amáis crear y a los que nos gusta contemplar vuestras creaciones.
    Abrazos …

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  3. Mayte, espero que el viaje te haya resultado emocionante y que seguro te traes grandes imágenes. La calita que dices estaba en el propio camino de los Aduaneros, justo antes de llegar al camping que está antes de Perros Guirec. Un saludo.

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  4. Cierto Oli, hay que sonreír a la cámara y a la vida en general siempre que podamos. Esta zona está llena de bonitos rincones, espero por lo menos haber conseguido traer un poquito de lo que sentí mientras contemplaba las puestas de sol sobre la costa rosa. Un beso.

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