domingo, 14 de agosto de 2011

La ciudad en agosto

Aprovechando este puente de agosto he dividido estos días entre la ciudad y el campo, si existe un buen momento para disfrutar de Madrid es justamente ahora que se vacía.



El Círculo de Bellas Artes es siempre una muy buena opción entre las visitas que repito por Madrid, su situación estratégica, su precioso edificio y sin duda las increíbles vistas desde su azotea lo convierten en un fijo.


Esta vez además tenía la posibilidad de disfrutar de una exposición fotográfica de altura, "Transtempo" de Cristina García Rodero primera española en pertenecer por pleno derecho a la agencia Magnum.



La exposición no me defraudó en absoluto, como persona Cristina es una mujer encantadora, siempre que la escucho en alguna entrevista es un placer oír de su boca historias y anécdotas de su carrera y como fotógrafa tiene ese don de captar lo especial en lo sencillo.


En la azotea esta expuesta una exposición con algunos de los mejores trabajos de los alumnos de la escuela superior de imagen.


La exposición "Transtempo" perdurará hasta septiembre, así que creo que es una ocasión para no dejar escapar.


Besos de agosto.

1 comentario:

  1. Yo estuve el viernes en la exposición y me encantó, la sonrisa y el cariño ha estas gentes me acompañó durante la exposición. Muchas de esas imágenes me traían recuerdos y vivencias en tierras cercanas. La abuelas son autenticas, las manos y miradas de la gente dura del campo, sus ropas tan reconocibles. Instantes entre grotescos y divertidos, donde asombra la mezcla entre lo pagano y religioso que no deja indiferente. Las fiestas y la orgía, la magia e imaginario, niñas fantasmagóricas o divertidos viejos disfrazados y absurdos. Los ataúdes con vivos, las arrodilladas, las fiestas de vikingos entregados al néctar de vino y el deseo. Los momentos indiscretos amorosos..., el manejo suave del B&N, el carnaval con las brasileñas y el viejo, sentimiento y vida auténtica jajaja.
    Muy muy recomendable, creo muestra una Galicia mágica y profunda que cada vez es más difícil de ver, esas abuelas quedan pocas. Me quedo con el niño entregado a la pasión de la virgen mientras otro revolotea indiferente y juguetón a sus pies, mientras las mujeres de oficio religioso en su papel, momento lleno de simbolismos.
    Desde la terraza, las vistas de Madrid son espectaculares, como bien dices, aunque la visita papal inunde la Gran Vía.

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