lunes, 12 de enero de 2015

Viaje a Dolomitas - Cap. 10: Las tres Cimas de Lavaredo

Y como no podría ser de otra forma, dejamos para el final el plato fuerte de este recorrido por Dolomitas, la visita al parque de Las Tres Cimas de Lavaredo.

El plan inicial era conseguir llegar hasta el refugio Locatelli y hacer noche para fotografiar las imponentes moles de roca.



Nada mas llegar nos dirigimos a una zona para AC y allí mismo dejamos la furgo, nos equipamos y preparamos las mochilas con todo lo necesario para pasar el día y la noche y pensar en regresar a la mañana siguiente.

Las primeras vistas ya eran espectaculares. 



Enseguida y poco a poco se iba ganando altura y atrás quedaba el parking.
 

Desde la terraza del refugio Auronzo, el primero al que se llega y desde donde se puede decir que comienzan todas las rutas, ya se observa como la senda transcurre entre la montaña, dejando a un lado el precioso desfiladero.
 

  

El refugio Auronzo al volver la vista hacia atrás.
 
 

Cada vez nos íbamos encontrando con mas nieve, algo previsible, pero no tanto...


Cuando estábamos ya en disposición de rodear la montaña y por fin ver la famosísima silueta de las tres cimas, algo nos dejó atónitos, a pocos metros y cuando ya hacía rato caminábamos por un estrecho callejón entre paredes de nieve con un espesor de casi tres metros, nos encontramos con una mini escavadora abandonada en mitad de la montaña.
 

Se ve que habían estado haciendo labores de acondicionamiento y que hoy no tocaba continuar, tras nosotros un pequeño grupo se paró y tras ver el tema decidieron darse media vuelta.

Es cierto que no había conseguido contactar con el refugio desde España, y visto lo visto, comprendí que permanecía cerrado aún, pero no habíamos llegado hasta aquí para darnos la vuelta.
 

Saltamos la escavadora y nos equipamos con una especie de cramprones de andar por casa (lo justo para agarrar mas), dispuestos a llegar al refugio aunque solo fuese por llegar y volver.






Tras atravesar zonas de pendientes llenas de nieve y bastante delicadas, decidimos que mejor no seguir arriesgando, pero si que nos propusimos dar la vuelta completa a las torres en lugar de regresar por el mismo camino, teníamos tiempo suficiente e íbamos equipados como para llegar tarde al parking si era necesario.
 


Paramos a comer practicamente frente a las torres, por supuesto que en toda la vuelta ya no nos cruzamos con un alma, era una sensación fantástica esa de estar solos en medio de la montaña nevada.

Incluso dedicamos un ratito a disfrutar con el macro tras la comida.





Tras rodear por completo las torres y fotografiarlas desde diferentes perspectivas, era el momento de dejarlas atrás y completar el giro.

En muchas tomas, fotografiaba a Gloria para dar dimensión del tamaño descomunal del paisaje.




Y por fin llegamos de nuevo al parking, la tarde se había estropeado mucho y una intensa niebla nos cubrió rápidamente, era el momento perfecto para poner unas cervezas a enfriar en la nieve y disfrutarlas después mientras una fina lluvia hacía acto de presencia.

Pasamos una noche muy tranquila, solo 4 AC nos hacían de vigilantes, nosotros parecíamos el hermano pequeño de todas ellas.
 

A la mañana siguiente descendimos y salimos del parque, una parada para desayunar frente a un precioso lago fue el colofón a este precioso recorrido por las montañas mas bellas de Italia.



Pero el viaje no iba a terminar aquí, pensamos que ya puestos, visitar Venecia sería una extensión de lo mas apetecible, aún había días, así que decidimos pasar un par de ellos en Venecia y de regreso a caso otros dos en Guipuzcoa, pero eso es otra historia...
 

Besos.








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