El deseo por volver a sentir el mar en la cara era ya muy grande, así que decidí escapar a la costa un fin de semana, iba a ser poco tiempo y a una ciudad que no es a la que yo iría para disfrutar de un periodo de vacaciones (Oropesa del Mar).
Pero era un fin de semana de invierno y tenía garantizada una ciudad vacía para mi y además el alojamiento gratis, algo a tener muy en cuenta para el bolsillo.
Un solo día, uno solo, eso era lo que iba a fotografiar el sábado, un día completo en la playa. Lógicamente el día comienza como no podía ser de otra manera recibiendo al sol ya en la playa todavía de noche y con una luna pequeña con forma de gajo colgada de un cielo malva.
Había estudiado previamente por donde saldría el sol y a que hora, pero el parte de tiempo daba cielos completamente despejados, así que no había mucho que esperar, salvo la preciosa luz que tiene la playa a primera hora de la mañana.
La zona elegida fue la playa que está cerca de la Torre la Sal, a cada momento el cielo tomaba un aspecto mas claro y se intuía por donde haría su aparición el astro rey por lo tonos anaranjados que se iban dibujando en el filo del horizonte.
Después de probar varios encuadres esperando a que una ola propicia dibujase en el sensor de la cámara un movimiento como si de un pincel se tratase, era el momento del instante decisivo, asoma el sol y su primeros rayos llegan a la altura de las rocas que tengo sobre mis pies.
Entonces los destellos pintan la superficie del agua con pequeñas salpicaduras de luz, dura muy poco tiempo porque el sol comienza a subir a toda velocidad.
Besos playeros.
Al final si que conseguiste fotos guapas de la playa.
ResponderEliminarUn viaje corto, pero con recompensa :)
Besos