lunes, 13 de febrero de 2012

Museo Sorolla, un homenaje a la luz en el centro de Madrid

La palabra fotón viene del griego photos, genitivo de phos=luz, y se asocia con otras palabras como fotografía (graphia=relacionado con la grabación), de manera que el significado de fotografía es grabar o pintar con luz.


Así pues la herramienta principal del fotógrafo es la luz, en pintura es diferente, pero hay un artista que ha pintado la propia luz como nadie, Joaquin Sorolla y Batisda.


Catalogado por muchos como impresionista, su estilo se define mejor como luminista. Un pintor acostumbrado a pintar frente al mar en las playas valencianas, sus famosas escenas de niños y mujeres en la playa son todo un ejemplo de como manejar la luz, esa luz tan maravillosa del Mediterráneo.


Fue un pintor muy prolífico que trabajaba a un ritmo descomunal aún por encargo y además un estupendo retratista, por sus lienzos pasaron muchos personajes importantes de la época.


Tuve la suerte de visitar una retrospectiva suya en el Museo del Prado de Madrid hace mas de dos años que resultó una delicia para los sentidos, muchas de las obras expuestas entonces tienen su residencia en la propia casa del pintor en Madrid, convertida hoy en el Museo Sorolla.

La casa-museo representa un oasis en medio de la ciudad, un precioso edificio rodeado de jardines diseñados por el mismo e inspirados en los de la Alhambra de Granada, donde estuvo trabajando y ciudad que causo en Sorolla una profunda impresión y admiración.



Cada habitación se ha conservado casi tal y como estaban cuando la familia Sorolla vivía en ella, impresiona sobre todo su sala taller con una gigantesca claraboya en el techo y enormes ventanales que inundaban de luz toda la sala, allí se conservan algunas de sus obras mas importantes y una muestra de pequeños grabados que hacía sobre cualquier superficie, incluido trozos de caja de madera.


Es sin duda para mi uno de los pintores por los que mas admiración siento, siempre me fascina cada vez que me acerco a alguna obra suya y observo con detalle la delicadeza con que trata los blancos en todos sus matices, los brillos, las sombras suaves a través de la ropa, trazos realizados con la mismísima luz del mar.


En el museo Sorolla te espera un viaje fascinante, entre pinceladas y jardines andaluces, para conocer un poco mas de este genio, que además vino a morir a la Sierra de Madrid en su casa de Cercedilla muy cerca de donde vivo y por donde paso muchas veces.


Besos de luz.

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