martes, 19 de noviembre de 2013

Travesía Pirenaica 2013 - Diluvio en el Vignemale

Después de la paliza que llevábamos a cuestas tras una jornada muy dura y llena de incidentes, estaba deseando llegar al lugar donde acamparíamos y por fin descansar.




Solo por acampar frente a la cara norte del Vignemale era por lo que habíamos desviado la ruta para entrar por última vez en territorio francés a pesar de saber que nos tocaría deshacer todo el camino al día siguiente.


Desde que comencé a pensar en esta travesía me imaginaba por encima de cualquier otra imagen conseguir una fotografía nocturna de esta cara del imponente Vignemale con su glaciar y un cielo estrellado, se puede decir que ansiaba que llegase ese momento.

Sin embargo el destino nos deparaba algo totalmente opuesto a lo por mi imaginado tantas veces. Llegué el primero al valle y eso me permitió cambiarme y preparar mi tienda con calma, todavía quedaba día por delante.

Cuando llegó el resto del grupo, comenzaron de inmediato a montar sus tiendas, a todo esto el tiempo comenzaba poco a poco a empeorar y antes de darnos cuenta no veíamos delante de nosotros absolutamente nada.

Era obvio que no solo no iba a tener la posibilidad de fotografiar el atardecer sino que sería imposible realizar alguna toma nocturna.

En cuanto todo terminó de colocarse comenzó la tormenta, comenzó a llover, comenzó a diluviar...recuerdo que eran las 7 de la tarde, nos dio tiempo a dejar las mochilas fuera envueltas en una bolsa enorme de basura y meternos en nuestras respectivas tiendas.

No imaginábamos que ya no saldríamos hasta el día siguiente, los truenos se sucedían rebotando su estruendoso ruido contra la pared del macizo, los relámpagos iluminaban de repente el interior de la tienda, teníamos que tener cuidado de no tocar la lona para no crear una vía de agua. A ambos lados de las tiendas dos pequeños arroyos que cada vez bajaban con mas agua.

Esto que os cuento fue un constante sin descanso hasta pasadas las 3:30 de la madrugada, era imposible coger el sueño, parecía que el viento y el agua iban a llevarse volando las tiendas, cenamos dentro como pudimos y no nos quedó otra que esperar y esperar.

Así que la jornada terminó sin una sola imagen que llevarme a la tarjeta, absolutamente todas las que pongo en esta entrada son de la mañana siguiente cuando en el único ratito que nos permitió el cielo pude fotografiar rápidamente a la mole de roca con la compacta en la mano.


No quedaba otra antes de recoger que hacer una foto recuerdo del campamento y parece como si a modo de despedida y justo en el instante en que yo sacaba la foto al grupo, el glaciar crujió provocando un sonido que nos dejó atónitos, inevitablemente todos giraron la cabeza hacia el hielo y así lo reflejó la imagen, no podía ser de otra manera después de una noche eterna.

Me queda el consuelo de poder comprobar que el lugar es impresionante y que seguramente acabe volviendo a perseguir esa imagen que aún ronda mi cabeza.


continuará ...

2 comentarios:

  1. Menudo tute os pegasteis... Hace unos años tuve oportunidad de disfrutarlo en invierno con un cielo estrellado. Eso fue la tarde que llegamos al refugio. Las siguientes 48h ya no se dejó ver con la tormenta de nieve que nos cayó. La verdad es que un sitio para volver porque es impresionante....como tus fotos bien lo reflejan.

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    1. La verdad es que sí Enrique, era el tercer día y se complico entre unas cosas y otras haciendes muy largo…y eso que aún nos quedaban dos jornadas mas hasta regresar de nuevo a Baños.

      Desde luego es un sitio al que tenemos que volver…quien sabe si juntos eh.

      Un abrazo.

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