martes, 19 de marzo de 2013

Pasaje del terror


Recuerdo esos pasajes del terror de cuando era pequeño, recuerdo esa sensación justo antes de entrar montado en un pequeño cochecito sobre raíles, realmente uno se acongojaba ante el misterio de lo que habría dentro.


Es seguro que a esa edad el miedo nos producía placer y al salir nuestros rostros reflejaban unas sonrisas flojas entre alivio y tensión, ¿recordáis?

El caso es que de adulto algunas veces nos introducimos en nuevos pasajes del terror y también voluntariamente, aunque la diferencia es que conocemos de antemano que no hayaremos placer en ese recorrido, mas bien al contrario.

De todas maneras, cualquier pasaje tiene un final y una salida de nuevo a la luz del día, entonces nos bajamos de nuestro cochecito sobre raíles y aún con las piernas temblorosas emprendemos nuestro camino; aquí lo importante es saber elegir bien la próxima atracción a la que nos subimos.

Besos terroríficos.

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