viernes, 23 de noviembre de 2012

Safari en el Mar Rojo, capítulo I: La llegada

Era la cuarta vez que viajaba al Mar Rojo para realizar un safari submarino, y sin embargo la misma sensación acudía a mi, mezcla de nervios e ilusión por lo que iba a contemplar en los próximos días.

Esta vez me acompañaban en la aventura una serie de amigos, a todos nos unía el Club de Buceo Naranjito de Cabo de Palos, donde habitualmente buceo en España.


Tras la foto de grupo de rigor en el aeropuerto nos embarcamos todos rumbo a El Cairo como primera parada, desde el cielo de Madrid se contempla la ciudad abajo mientras que unas preciosas nubes intentaban casi ocultarla por completo.


Nos quedaba por delante un largo viaje hasta que estuviéramos bajo el agua, desde El Cairo un nuevo avión, esta vez hacia Hurgada y desde allí embarcar en el Diving City (de los amigos de Rojo Dive Safari) atracado en la propia marina de Hurgada.

Por la mañana y tras repasar las normas de navegación, todos estamos cansados pero ansiosos de bucear, nos dirigimos a un pequeño arrecife no muy lejos de la costa, su nombre Gota Abu Ramada, se trata de una primera inmersión donde como siempre chequearemos el equipo.


En el Mar Rojo algunas cosas cambian y te hacen variar tu configuración de buceo, para empezar tiene mayor salinidad que el Mediterráneo, las botellas son de aluminio al contrario que en España que son de acero, además vamos con 12 litros en lugar de 15, así que lo dicho, ajustar el lastre se convierte en fundamental.

Mi compañero de buceo en estos días será el gran Pepe Guijarro, el mismo con el que suelo bucear cuando voy a Cabo de Palos, una persona de casi 80 años y por la que no pasa el tiempo, su espíritu es el de un joven sin duda.

Saltamos desde la plataforma de popa y nada mas caer al agua, la euforia, para mi de alguna manera es como regresar a casa, pequeños grupos de corales me dan la bienvenida, los ojos todavía impactados no saben aún donde fijar la mirada.

Todo está ok, aunque de primeras he tenido un par de incidencias sin importancia, se me revienta una junta tórica del regulador y debo subir de nuevo, me la cambian a la misma velocidad que le cambian las ruedas a Fernando Alonso en el box de Ferrari.

Enciendo bajo el agua la cámara y los flashes, coloco unos parámetros de partida todo en manual, y me acerco con cuidado a un precioso pez halcón de Foster que parece contemplar nuestro paso desde su terraza.


Un poco mas adelante empiezo a fotografiar formaciones de coral duro y aprovecho la luz del sol que cae desde superficie.



Regresamos al barco y las caras al salir lo dicen todo, felicidad por los cuatro costados.

A partir de ahora y durante los siguientes días, nuestra vida va a estar regida a golpe de campana, si suena a primera hora es porque tenemos el briefing (explicación detallada de los posibles recorridos, cosas que ver, seguridad etc) de la primera inmersión, aproximadamente sobre las 5:30 de la mañana, si suena por segunda vez es porque llaman a desayunar, en definitiva cuando la oyes solo tienes que recordar que es lo último que has hecho, ¿bucear? pues toca comer, ¿comer? pues toca bucear :))).

En la segunda inmersión, y la última de hoy (hemos tenido que cambiar el plan de la ruta y saldremos directos hacia las Islas Brothers porque se aproxima temporal), nos zambulliremos en Small Giftum.

Esta vez nada mas entrar en el agua ya solo pienso en fotografiar, comienzo con algunos ambientes aunque la luz ya no es la misma que en la primera inmersión, algunos peces típicos como mariposas, catalufas, anthias etc.

En la arena apoyado e inmóvil aparece ante mi un namorado moteado, intento acercarme muy lentamente porque sé que al menor descuido saldrá huyendo, mientras lo hago subo un poco la posición de los flashes para que no me "quemen" la arena Una vez que llego a su altura y a pesar que me tiene controlado por el rabillo del ojo, consigo sacarle una buena toma, no le molesto mas y dejo que siga esperando a su despistada presa, a la que no le dará tiempo ni a enterarse de nada cuando despliegue su enorme boca.


A mitad de la inmersión me llevo una sorpresa, en el interior de una pared de roca y coral me ha parecido ver algo que podría ser una morena, me tumbo literalmente en el fondo y entro por la oquedad, se trata de una morena gigante, esta especie puede llegar a medir los 3 metros y esta debía de estar muy cerca, además de 50 cm de grosor, pero la sorpresa es que tenía pareja de juegos, mas pequeña que ella y aún así bastante mas grande que las que fotografió en España.


Me coloco muy cerca de ambas y observo sus movimientos, es realmente una escena alucinante, uno piensa que un animal de ese tamaño podría tragarte entero si quisiera... el caso es que pasan los minutos y he de seguir, les hago unas cuantas instantáneas y me voy muy contento del lugar, reviso la foto en la pantalla de la carcasa y pienso que ya tengo un buen premio para un primer día eterno y lleno de emociones.

continuará...

Besos submarinos. 

5 comentarios:

  1. Magnífico comienzo,deseando estoy de leer como sigue

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    1. Gracias Ángel, creo que hay cositas interesantes y espero saber transmitirlas.

      Un abrazo

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  2. Me encanta!!!! Deseando leer el siguiente capitulo.

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  3. Para otra vez podrías plantearte hacer las fotos sin tocar nada.

    Por vacío que pueda parecer, en cualquier fondo marino hay miles de pequeñas criaturas que pueden ser severamente dañadas por un buzo que se tumbe sobre ellas.

    Sobre todo teniendo en cuenta que apoyarse en el fondo ofrece muy poca ventaja con respecto a tener buena estabilidad.

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    1. Hola Alguien (curioso nombre el tuyo)

      En ningún caso he estado tumbado sobre la arena para realizar ninguna de estas fotos. En la foto del arenal he apoyado el frontal de la cámara... estoy seguro que cuando te bañas en la playa y entras caminando apoyas en el suelo mucha mas superficie con tus propios pies.

      Saludos.

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