Tras un día lluvioso como pocos y una mañana de domingo bajo la nieve, solo nos quedaba esperar a que el sol hiciera acto de presencia y nos mostrase los colores otoñales con toda su viveza.
No quedaba mucho tiempo para comenzar el viaje de regreso a casa, como os adelantaba, el sábado por la tarde y bajo una lluvia intensa, localizamos un pequeño rincón por donde el río serpenteaba y con un cierto sabor a otoño.
Así pues fuimos directos a esa zona aprovechando el descanso que la lluvia nos daba, nos repartimos diferentes encuadres y cada uno se entretuvo a su manera, pequeños saltos de agua, hojas sobre el suelo del bosque y árboles teñidos de ocres.
En condiciones como estas el tiempo se nos escapa de las manos y antes de darnos cuenta ya se nos echaba encima la hora de la comida, aprovecharíamos el estar aún a esas horas dentro de Somiedo para probar una estupenda cecina antes de marcharnos definitivamente.
Al final ha resultado un fin de semana completo, lleno de buenas sensaciones y de buena compañía, el otoño seguirá de una u otra manera siendo fiel a su cita como cada año y allí procuraremos estar un grupo de locos por la naturaleza y por fotografiar la misma.
Besos otoñales.
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