Un nuevo intento de amanecer en los alrededores de Liencres, y otro día mas en que los colores del cielo nos son exquivos.
Decidimos acercarnos a la playa del pueblo y desde lo alto de un acantilado contemplar las aristas y las olas chocando incansablemente, siempre es un espectáculo digo de ver.
Como siempre estábamos solos el grupo de amigos que optamos por este lugar, eso hace que te sientas en comunión con la naturaleza y en este caso con las fuerzas del mar.
Al otro lado, mas a la derecha siguiendo la costa vimos la playa de Cerrías que habíamos fotografiado desde abajo anteriormente, así podíamos contemplarla en su totalidad, con algunas casitas a lo lejos, un lugar de ensueño.
Solo han sido unos pocos días en este mi regreso a Costa Quebrada, pero al igual que la primera vez me he dejado seducir por este paisaje tremendo, pero al contrario que la primera vez, lo he podido ver y disfrutar con otros ojos.
Besos quebrados.
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