lunes, 11 de abril de 2016

Midi Pirynees - Etapa 1: Sallent de Gallego

De nuevo un viaje mas, un viaje por etapas, en los que lo que importa es el camino casi mas que el destino.

En esta ocasión había definido diferentes puntos de interés, aunque sin duda la estrella serían una multitud de pequeños pueblos de la comarca francesa del Midi Pirynees, entre los que se encuentran algunos de los mas bellos de Francia.


Pero ante había que llegar a Pirineos y desde luego disfrutar de algunas etapas en plena montaña.

Lo primero fue llegar al precioso pueblo de Sallent de Gállego, en pleno valle de Tena y al que he regresado ya en numerosas ocasiones, algunas de ellas también con mi compañera Gloria.

Allí pasamos la primera noche. A la mañana siguiente resultó muy bonito ver a la otra orilla el pequeño pueblecito de Lanuza.

La idea era subir pronto el Portalet y cruzar al lado francés para poder acercarnos a pernoctar en las inmediaciones del majestuosos Midi.



Cual fue la sorpresa, que al coronar el puerto, la guardia civil nos explica que con motivo de la carrera "Quebrantahuesos", el puerto se va a cerrar en los dos sentidos, la única opción al no poder pasar ya para Francia es regresar a Sallent... tras unos segundos pensando, decidimos quedarnos en el Portalet porque ofrecía suficientes atractivos como para pasar la mañana en el.


Aprovechamos para hacer alguna toma del Midi desde el lado español, tomar alguna cerveza mientras disfrutamos del paso de los ciclistas que coronaban el puerto exhaustos. Y así se fue pasando la mañana hasta la hora de comer, allí mismo, en el puerto preparamos la comida.

Es curioso, estando de vacaciones, hasta un imprevisto se transforma en algo positivo.


Por la tarde y después de un café, por fin se abrió de nuevo la frontera y pudimos cruzar. Al llegar al Midi estaba cortado el camino que sube hasta el último parking, así que nos acoplamos en una preciosa esplanada antes de llegar a los lagos de Bious Artigues.



La zona estaba preciosa y abundaban las orquideas, os podéis imaginar que toda la tarde estuvimos tirados por el suelo disfrutando de la fotografía macro, qué delicia de pradera.




Al llegar el atardecer preparamos frente a la furgo un aperitivo y con unas cervezas contemplamos las últimas luces. El silencio se adueñó del entorno al caer definitivamente la noche. Recuerdo un cielo precioso sobre nosotros cuando nos acostábamos en la furgo soñando con las próximas etapas.

Besos.

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