jueves, 26 de marzo de 2020

La isla de El Hierro 2018

La primera vez que visité esta increíble isla fue en el año 2004, desde entonces no había tenido oportunidad de regresar, algo que desde el primer día me había prometido hacer.

Como todos, me quedé desolado tras la erupción del volcán en el año 2011, las primeras previsiones eran muy fatalistas en cuanto al tiempo que tardaría el mar en recuperar esta reserva marina, se llegó por entonces a hablar de 25 años!!

Ya me habían llegado noticias sobre la recuperación tan espectacular que estaba teniendo el fondo marino en un espacio de tiempo mucho menor de lo esperado, sin duda, la naturaleza no deja de sorprendernos. Así que dicho y hecho, cumplí mi promesa y regresaba a finales del 2018 a la isla.





Nos instalamos de nuevo en La Restinga, el pueblo mas al sur de toda Europa y que tiene a tiro de piedra de su puerto la Reserva Marina del Mar de Las Calmas.

Nada mas echarnos al agua, la sensación de que todo estaba como siempre nos invadió y emocionó a todos, sus fondos eran como los recordábamos, fondos de lava cubiertos de vida.

La fauna mariana es muy variada, y pudimos disfrutar de tamboriles espinosos, abadejos, pejeperro, cangrejo araña y gusano de fuego como los de abajo.








También encontré la población de morenas muy recuperada, y en cada hueco nos deteníamos a buscar por si acaso, en muchas ocasiones asomaban a ver qué hacíamos con nuestras cámaras.




Esta preciosa carmelita parece una serpiente marina y sin embargo es un pez, continuando con un pequeño cangrejo ermitaño y con una especie que es sin duda uno de los grandes atractivos de esta reserva, los meros.

En su día, tuve la ocasión de bucear con el mero mas famoso en la historia de la Isla, el mero Pancho, que se acercaba a los buceadores y hacía las delicias de los fotosub. Hoy en día, ya fallecido, disfruta de una estatua en plena Restinga.






Este murión era realmente enorme, y desde su escondite amenazaba constantemente asomando y retrocediendo, no le gustaba mucho nuestra presencia pero se dejó sacar unos impactantes retratos.




Dada la época del año, los días eran cortos, así que tras los buceos de por la mañana, había que aprovechar las tardes paseando por los acantilados de lava, disfrutando de las últimas luces cada día.

Aproveché la ocasión para fotografiar algunos atardeceres sobre el mar y con el pueblecito a lo lejos, la sensación es como siempre estupenda, pero en estas latitudes tan alejadas todavía es mas íntima.






Llegó el fin de los buceos y nos dedicamos a recorrer la isla, que por cierto está llena de rincones precisos y sorprendente por la gran variedad de paisajes.

Uno de los sitios donde mas deseaba regresar era el sabinar, y concretamente volver a ver esta enorme y preciosa sabina doblada por los vientos y los años. Llegamos ya de noche, pero su belleza resurgía entre la oscuridad, las estrellas y la luna pintaron un momento perfecto, el resto lo pude hacer con la ayuda de mis amigos que me iluminaban con las luces de sus móviles el tronco retorcido.

Una vez mas, ya sé que voy a regresar a este sitio.


Hasta la próxima!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario