sábado, 29 de febrero de 2020

Portugal, de Oporto a Peniche por la costa

Como inicio del viaje habíamos disfrutado de 2 días en Oporto que resultaron una delicia, pero nuestra intención de inicio era recorrer este trozo de litoral portugués desde hacía tiempo, así que cogimos dirección sur y en ruta.


La primera etapa iba a ser muy corta, porque de Oporto no íbamos a salir muy temprano por aprovechar al máximo la mañana, teníamos previsto pernoctar en Furadoruo y eso hicimos.

La tarde se presentaba muy fría y ventosa, todo lo contrario de los días anteriores donde hizo bastante calor, aún así no desperdiciamos la oportunidad de pasear por su playa.

El pueblo es pequeño y no tiene realmente nada destacable, salvo un pequeño recorrido entre pasarelas de madera que cruzan algunas dunas y que por la mañana con los primeros rayos del sol se hizo muy agradable de realizar.





El siguiente punto era una ciudad de obligada visita si vas por la zona, me refiero a Averiro.

La ciudad está surcada por canales y numerosos puentes que cruzan estos, evidentemente es un sitio turístico y eso se nota. Mucha gente decide dar un paseo en unas embarcaciones, no exactamente igual que las góndolas, se llaman moliceiros y antiguamente se utilizaban para recoger algas.

Estas embarcaciones están decoradas con vivos colores y con inscripciones digamos que..picantonas por decirlo de alguna manera :)









Desde luego Averiro merece la pena una parada, puedes pasear por la orilla de los canales o adentrarte en el casco viejo donde muchas de las fachadas están también coloreadas en tonos vivos.






Continuando por la costa, ya sin despegarnos de ella y siempre dirección sur, llegamos a Figueira da Foz que cuenta como muchos pueblos del litoral con una enorme playa, donde pudimos parar a comer en unos bancos con sobra acondicionados para ello en el mismo borde de la arena.


En este día no teníamos un sitio claro donde pasar la noche, pero hicimos caso a la recomendación de unos amigos y llegamos a la playa Hueso de Ballena (praia Osso da Baleia).

Un lugar precioso, con una playa infinita y donde apenas coincidimos durante la noche con otra camper pequeña.

Protegidos por la duna dejamos que el día se escapase lentamente antes de preparar la cena. A la mañana siguiente amaneció un día precios cubierto de bruma que sin duda potenciaba todavía mas la fantástica sensación de soledad cuando recorrimos la playa sin descanso.








Y así, sin prisas, fue como llegamos a Nazaré, sí, donde las olas mas grandes del mundo y lugar de culto entre los surferos.

En esta época el mar estaba bastante en calma para lo que es el lugar. Lo primero es subir a la parte mas alta, para ver el pueblo viejo con sus vistas hacia la parte urbanizada a la izquierda y hacia la playa salvaje hacia la derecha, en esta última pasaríamos dos noches tranquilas disfrutando del sonido del mar, de los atardeceres, de los amaneceres, de la lectura, los paseos y de una copa de vino, pequeños placeres que convierten tu estancia en un paraíso.











El camino iba llegando a su fin, la intención en cuanto hasta donde bajar era bien clara desde un comienzo, asomarnos a Peniche, pero desde luego si había un pueblo al que no perdonarle una visita aun teniendo que adentrarnos un poco hacia el interior, ese era Óbidos.

Su nombre significa ciudadela o ciudad fortificada. La ciudad es pequeña y preciosa a la vez, calles empedradas y empinadas, casas pintadas en blanco y azul generalmente y un castillo muy bien conservado en lo alto.

Aconsejo sin dudarlo ir temprano, como ocurre en muchos lugares similares, se han convertido en una llamada al turismo masivo, y no es lo mismo disfrutarlo con sus calles semi vacías que abarrotadas de gente, yo en ese sentido, esto es algo que nunca dejo de hacer.















Hasta la próxima!!.

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