Cuando se esta rodeado de montañas es inevitable que la mirada siempre se vaya hacia arriba, estiramos el cuello y echamos la cabeza para atrás al tiempo que contemplando las cimas una sensación de admiración nos recorre el cuerpo.
Las montañas atraen a las nubes y desde las primeras horas del día es muy fácil observar como bancos de niebla abrazaban los picos, entran y salen constantemente de la cordillera y buscan un camino por donde escapar, de la misma manera que el agua busca y sigue un cauce.
Si en estos casos además contamos con la luz del sol, tendremos ante nosotros lo que a mi modo de ver son escenas de gran belleza natural, la luz filtrada por unas zonas y suavizada por otras provoca un gran dramatismo en el paisaje de montaña.
Cada mañana a primera hora era inevitable capturar estas escenas aprovechando el momento, quizás efímero, antes que todo ese ambiente desaparezca por completo y el día abra.
Cuando la niebla envuelve las montañas el misterio crece y el paisaje se transforma, no tiene nada que ver con lo que sentimos cuando lo contemplamos sin ella.
Besos pirenaicos.
Si en estos casos además contamos con la luz del sol, tendremos ante nosotros lo que a mi modo de ver son escenas de gran belleza natural, la luz filtrada por unas zonas y suavizada por otras provoca un gran dramatismo en el paisaje de montaña.
Cada mañana a primera hora era inevitable capturar estas escenas aprovechando el momento, quizás efímero, antes que todo ese ambiente desaparezca por completo y el día abra.
Cuando la niebla envuelve las montañas el misterio crece y el paisaje se transforma, no tiene nada que ver con lo que sentimos cuando lo contemplamos sin ella.
Besos pirenaicos.
Qué gozada!
ResponderEliminarFeliz Navidad, por cierto. Los Reyes tendrán que traerte muchos regalos, como poco tantos como nos haces en cada post.