martes, 19 de julio de 2016

Travesía Neouvielle 2015 - Etapa 3

Y al tercer día dejó de llover, tal cual, y además las previsiones esta vez sí parecían augurarnos algo de calma.

Comenzamos a recoger nuestro campamento durante las dos últimas noches y nos dispusimos a abandonar el lago Superior de Bastan.



Comenzamos con una fuerte subida que nos colocaría sobre el vértice de los picos para comenzar un largo descenso hacia los lagos de Bastanet, las vistas según bajamos son impresionantes.

A lo lejos hay un momento en que vemos a nuestro amigo el pastor, el mismo que el día anterior, esta vez sus perros daban una exhibición de obediencia y de manejo del rebaño cruzando a toda velocidad la pradera y colocando a las reses a su antojo.






Debemos bordear el lago de Bastan, es mucho mas grande que todos los anteriores, a su salida ya se vislumbran otros pequeños lagos y la espectacular subida hacia el collado de Neré.




Ahí justo tenemos enfrente todo el ascenso que tenemos que hacer, la verdad que te tiemblan las piernas si te paras a pensarlo mas de la cuenta.





Con determinación comenzamos la subida, y nos proponemos no mirar atrás hasta que hayamos recorrido un buen trecho. Dicho y hecho, lo que queda a nuestras espaldas resulta impresionante, no crees que hayas recorrido un tramo tan pronunciado y largo, venimos del fondo del lago que se ve abajo a media subida todavía.






Y cuando ya va quedando menos, todavía el valle parece mas enorme y mas lejano, en ocasiones veo las figuras diminutas del resto de miembros de la expedición que dan una idea del paisaje tremendo.




Por fin corono el collado y me quedo impresionado por las vistas del otro lado, se pude ver como el valle se pierde en el horizonte. Me quedo a esperar a que nos juntemos de nuevo, esto  merece un descanso y apoyarnos anímicamente entre todos, al fin y al cabo aún queda descender de nuevo, siguiendo el curso del arroyo Coueyla hasta poder torcer y comenzar el que será el último ascenso del día que nos lleve directos al lago Madamette.



Tras un rato dedicado a la contemplación y a recuperarnos del esfuerzo, nos ponemos de nuevo en marcha y descendemos con cuidado el pronunciado collado.


De nuevo una imagen que no puede faltar, otra vez la vista atrás y esta vez el collado Neré queda a nuestra espalda. Por miedo a la lluvia no hemos parado a comer y hemos aprovechado a picar algo en pequeños descansos.

Hoy tendremos que cenar muy pronto y recuperar fuerzas, pero habremos conseguido huir de la lluvia y llegar secos a nuestro destino.



continuará ...

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