Tras dejar atrás el santuario de Muxia, el siguiente punto en la lista de lugares a visitar volvía a ser un cabo con su correspondiente faro, esta vez sería el cabo de Touriñan.
Como curiosidad resaltar que el faro está en la parte mas occidental de Galicia y de la península.
Los alrededores se mostraban desérticos y el sol y la baja vegetación te hacían pensar en una zona de interior de no ser por la constante presencia del mar.
Cada vez nos quedaba menos para llegar al fin del mundo, y a media tarde nos plantamos en Finisterre.
Impresionantes las vistas desde los acantilados donde ya se comenzaba a disfrutar de esa preciosa y cálida luz que ha hecho famosos sus atardeceres.
Curiosamente, meses después sé que regresaré a Finisterre y esta vez con el encargo de documentar lo que será una preciosa boda desde estos mismos acantilados y también al atardecer. :-)
En principio mi idea era bajar a la playa de Carnota para pernoctar no muy lejos de allí, pero ninguno de los sitios me convenció y, eso sí, tras tomar alguna foto a pie de playa, establecimos nuevo rumbo donde pasar la noche, Muros.
Biquiños.
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