Este barco se encuentra a una profundidad entre 17 y 27 metros lo que lo hace también muy accesible y suele gozar de muy buena visibilidad. Recomiendo que leáis su historia porque es muy interesante.
La parte central del barco está mas destrozada pero es una gozada recorrer por dentro tanto la proa como la popa y deslizarse entre las vigas que forman una sucesión de líneas verticales desde las que se observa el exterior.
He de reconocer que en esta inmersión llevaba en la cabeza una imagen preparada o por lo menos la intención de intentarla, desde que en el Ghiannis D me metí en la bodega llena de peces cristales cuando nuestro guía Álvaro me la mostró, pero eran los últimos minutos de la inmersión y andaba corto de aire.
Así que nada mas entrar en el interior hacia la proa ya pude ver ante mi unos preciosos grupos de peces cristales que se movían con gran sincronización, estaba claro que ese sería el lugar elegido.
Álvaro desde fuera me hacía señas para que saliera y contemplase los corales adosados al casco, pero yo ya no saldría del interior hasta tener la foto imaginada.
Intentaba conseguir un encuadre en el que mostrar claramente el interior del barco, que a su vez estuviera adornado con corales blandos de diferentes colores en un primer plano y a todo esto, dejar suficiente aire a la derecha del encuadre esperando a rellenarlo en el momento justo cuando los peces cristal se pusieran de mi parte y me dedicasen el movimiento que esperaba.
Casi 15 minutos estuve esperando ese momento, iban y venían, subían y bajaban, se disipaban y volvían a juntarse rápidamente, el movimiento que esperaba era un movimiento circular, ya había observado que de vez en cuando lo realizaban cuando estaban juntos, necesitaba al ser posible que recorrieran la zona "libre" de izquierda a derecha y de abajo a arriba para dar una sensación de acción y ocupar todo el espacio.
El mayor problema de los peces cristal, a parte de su velocidad, es que reflejan mucho la luz, por lo tanto la colocación de los flashes para esta toma era muy delicada, por una parte debería iluminar correctamente los corales para sacar todo el color, pero por otra los flashes deberían estar muy ladeados para no provocar reflejos y no quemar a los peces.
Cuando tomé la imagen me di cuenta casi al instante que probablemente sería la foto del viaje, me estoy refiriendo por si no os habéis dado cuanta aún a la primera foto de esta entrada, creo que la espera mereció la pena, no sé que opinaréis vosotros.
El resto fue recorrer el barco por el exterior, disfrutar de los preciosos corales, de algún detalle y de la visita de unos platax de buen tamaño.
Cuando recorría la parte de popa me crucé con Charlie de Dive Rojo Safari y me sacó esta foto que le agradezco mucho porque es habitual que los fotógrafos pocas veces salimos en las fotos...
Una preciosa inmersión que recomiendo a cualquiera que realice la ruta Norte en el Mar Rojo.
continuará...
Besos submarinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario