Seguir el margen del Eresma constituye uno de los paseos mas agradables por la Sierra de Madrid, tanto es así, que Carlos III gran aficionado a la pesca mandó acondicionar ciertos tramos (mas de 9 kilómetros) para recorrerlos con mayor facilidad.
Gustaba de pasear por los pinares de Valsaín y salir desde el Palacio de La Granja remontando el Eresma y pasando por Boca del Asno, todos esos tramos se conocen como las Pesquerías Reales.
Llega un momento en que confluyen en medio de un hermoso robledal los arroyos del Paular y del Telégrafo, y remontando este último llegamos a una de las pozas mas bonitas a la que el Rey y sus acompañantes pusieron el nombre del Baño de Venus.
El paisaje se torna verde musgo y rojo pino desnudo salpicado todavía por las últimas nevadas, el lugar trasmite una calma absoluta, solo el viento silba entre los troncos y el agua susurra por los pequeños saltos.
Aunque el frío y la humedad llegan a los huesos, uno se quedaría contemplando este rincón largo tiempo como hechizado por el río, no es de extrañar que recibiera dicho nombre.
Besos reales.
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