Los pueblos del Norte de España tienen un sabor especial, en el aire esta siempre el olor del mar, del musgo, la humedad fría lo envuelve todo y sin embargo sus rincones transpiran cierta calidez.
En esta época del año es un placer visitarlo, la lluvia esta presente en cualquier paisaje, dibuja reflejos en cada charco, la piedra de las casas brilla de forma especial, el paisaje tiene una nitidez que no existe en otro lugar.
Los montes y prados parecen estar pintados eternamente verdes, los picos nevados al fondo nos recuerdan que estamos encerrados entre mar y montaña, nadie tiene ganas de escapar a ese encierro entre barreras naturales.
Se saborea el paseo tranquilo en cada calle, en cada rincón y cualquier momento es bueno para descansar y saciar la sed, una botella de fresca sidra tomada frente al fuego nos hace sentirnos del lugar, como de toda la vida.
La luz es sencillamente fantástica, después de cada nubarrón, después de cada tormenta, cada rayo de sol ilumina de una forma única y efímera, la luz del Norte es sobre todo cambiante.
Definitivamente algo tiene el Norte cuando siempre lo buscamos y siempre regresamos.
Besos norteños.
Tienes razón, el norte de España es realmente un lugar especial, un sitio para perderse pero en el que siempre te encuentras.
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