Podemos cruzar un desierto, adentrarnos en un bosque o subir una montaña, pero basta sumergirnos un metro bajo el océano para entrar en otro mundo, otra dimensión.
Esta vez la espera se había hecho larga, muy larga, pero las sensaciones volvieron a ser las mismas, es como cuando alguien sabe que pertenece a un lugar, cada regreso no hace otra cosa que reafirmarlo.
Es una pena que mi problema de branquias me haga salir de vez en cuando a tierra firme y no me permita vivir ahí abajo eternamente.
Besos submarinos.
Estas hecho un monstruo Juan. Me encanta tu trabajo. Enhorabuena
ResponderEliminarTus fotos submarinas son las que mas me gustan de todas las que haces.
ResponderEliminarLo de las branquias ya sabes para Reyes, si te portas bien claro, sino carbón