Hace poco comprobé que el museo Guggenheim de Bilbao es un edificio que transpira sensualidad por todas sus curvas y destellos y que gracias a eso humaniza de alguna manera el entorno que lo rodea dotando a la ría de una belleza que sin duda antes carecía.
Fue una visita relámpago y a pleno medio día, aún así es un placer buscar extracciones de esta obra arquitectónica, para la próxima visita con mas tiempo, espero poder disfrutarlo desde la otra orilla en pleno atardecer, imagino que debe ser un espectáculo de color.
besos sensuales.
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