Sentado frente al mar, cómodamente contemplando el horizonte con las luces del atardecer y llega la ola, la ola imprevista y sin embargo esperada.
Te sacude, te golpea, te descoloca y manda a tomar por saco tu inmóvil y segura posición.
Y poco después se va de nuevo, se retira otra vez al mar y amenaza con regresar. ¿qué ha pasado?.
Ha pasado que ya no eres el mismo, nunca lo eres después de cada ola que el mar de la vida te trae una y otra vez a tu orilla.
La ola puede traer suerte, de la buena y de la mala, puede traer amor y desamor, puede traer alegría y tristeza y ni tu ni nadie puede evitarla ni esquivarla.
Pero podemos aprender a nadar, a no ofrecer resistencia porque no sirve de nada, podemos fluir y podemos ser roca pero también arena, podemos bailar al compás de este son.
Todo pasa y todo queda.
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