No puedo evitar enamorarme de los lugares, por sus paisajes, por sus olores, por sus sonidos, no puedo evitar enamorarme de todo lo que veo y siento.
Uno de esos lugares, uno de esos muchos lugares, es el parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, un entorno maravilloso del que ya daba cuenta hacce tiempo en este mismo blog.
Este año además las he podido disfrutar hasta arriba de agua, lo que sin duda cambia muy mucho el paisaje, creo que estaban preciosas.
Seguro que mas de uno me entiende perfectamente con eso de regresar una y otra vez... que hablen las imágenes.
Besos de regreso.
Este año Daimiel es una explosión de vida y mereció la pena disfrutarlo una vez más.
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