Tras haber pasado toda la tarde caminando por la nieve desde el Puerto de Navacerrada a Siete Picos, era hora de regresar, pero no sin antes buscar un lugar donde poder despedir el día desde estas alturas.
Desde lo alto del Cerro del Telégrafo y apuntando hacia el oeste de la sierra me quedé observando envuelto en un silencio total roto solamente por el susurro del viento, como el sol descendía y comenzaba a esconderse tras las montañas.
No iba a tener un cielo de esos espectaculares porque la cosa aparecía muy despejada, pero esa atmósfera de invierno y de últimas luces siempre tiene algo de especial.
Una vez que el sol se ocultó definitivamente para decir adiós a otro día, esperé aún un poco mas para ver los últimos reflejos con color sobre un cielo malva y rosado, la nieve refleja esos tonos y son unos momentos en que cambia varias veces y de forma muy rápida.
Ya con la noche encima doy media vuelta y comienzo el regreso, aún queda una pateada por un manto de nieve casi sin pisar, una vez mas me ha parecido una tarde muy relajante entre montañas, la semana se ha hecho mas llevadera y las pilas vuelven a estar cargadas para el resto.
Besos de montaña.
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