La vista fijada al suelo y los sentidos afilados, los pensamientos libres, es el placer de la soledad en una cala escondida, esos pies continúan su caminar, se detienen cada ciertos metros, cada vez que una piedra llama la atención de su propietario.
Cada piedra tiene una forma especial y única, cada piedra lleva en esa cala muchísimo tiempo, y esa forma tiene que ver con el resto de piedras con las que se ha ido rozando, con algunas de pasada, con otras mas profundamente e incluso mas veces.
Las piedras somos nosotros y el agua es la vida, caprichosa como siempre, con su bajamar y su pleamar, con su tempestad y con su calma chicha.
El paseante mira una piedra, observa como se cubre de agua salada y el dibujo que realiza con trazos de espuma blanca, nunca es el mismo y en apariencia debería serlo, pero cada vez que el agua cubre la piedra esta se mueve aunque sea unos milímetros, o bien desplaza piedras mas pequeñas de alrededor, lo que hace que cada vez sea distinta de la anterior, como nos ocurre a nosotros en nuestro devenir.
Chocaremos con piedras romas que nos acariciaran y también con punzantes y afiladas que dejarán su huella en forma de cicatrices, chocaremos con piedras grandes y pesadas y con pequeñas y ligeras y en cada choque nos iremos dejando algo de nosotros, hasta que un día seamos grava y formemos parte de la cala para siempre.
Se agacha y toma en su mano una piedra, las yemas de sus dedos recorren sus marcas que cuentan su historia mas reciente y la pasada también, es hermosa piensa, pero... pero no tiene alma, no es como yo definitívamente.
Si te empeñas en sacar de la cabeza lo que no sale del corazón, entonces sí, entonces serás piedra para siempre, y ya nos avisaba la canción:
"...las piedras jamássss palooooooma, qué van a saberrrr, de amoressss"
Besos rocosos.
Paseando a lo largo de esta entrada me he ido a parar en la última foto y me he pasado un buen rato mirándola, me ha recordado a esas fotos que se hacen desde el espacio y sabiendo que es una foto con movimiento y ruido del agua sobre las piedrecitas pequeñas y al chocar contra la grande, me parece una foto silenciosa, ese silencio que no es silencio que se escucha cuando metes la cabeza debajo del agua. Eso me ha transmitido tu foto.
ResponderEliminarBesos