El viernes 10 (día 1º) por la tarde llegó el momento tan esperado y Gloria y yo fuimos a recoger la autocaravana y a llenarla con todos los trastos que cogían en nuestros dos coches. Entre unas cosas y otras se te echa la noche encima mientras te vas adaptando a la conducción de un vehículo de 7 metros de largo, así pues la primera etapa sería bastante corta, lo justo para llegar a Miranda de Ebro y pernoctar la primera noche en algo que venía definido como área de AC y no dejaba de ser una calle al lado de un polígono.
El sábado (día 2º) estaba destinado a recorrer unos cuantos kilómetros de una tacada, concretamente hasta llegar a Nantes, no se hizo nada pesado a pesar de pasar muchas horas en la carretera, el hecho de poder levantarte a cada momento y parar donde quieras a comer te lo hace realmente cómodo. Ya íbamos viendo los primeros carteles que apuntaban hacia Nantes y nos entraban las ganas de llegar.