Cuando de pequeño (y no tan pequeño) te encontrabas uno de estos, lo arrancabas y te lo llevabas cerca de la boca, es entonces cuando cerrabas los ojos y soplabas lentamente para que tu deseo llegase mas lejos.
No puedo evitar tener ese recuerdo cada vez que encuentro un diente de león, y sí, confesaré que sigo haciendo lo que todos, soplo con los ojos cerrados, es el niño que llevo dentro.
¿quieres probar a pedir un deseo tú también?
Besos.
q sensación la de soplar...cómo recuerda a la niñez ya ves que si...la cámara profundiza más en su interior, es precioso..
ResponderEliminarAl sacar al perro he recogido un diente de leon y he soplado pero el rocio no ha dejado que volaran mis deseos, otra vez sera.. Como siempre preciosas fotos
ResponderEliminarSi te sirve de consuelo Cosadiellas a mí tampoco se me cumplio...
ResponderEliminarUn beso.