Hace unas semanas estuve disfrutando unos días en un paraje de ensueño, en el parque nacional de Aigüastortes. Desde que salí de Madrid llevaba en la mente muchas fotos que realizar, pero sin duda una era muy especial y muy por encima de las demás. Deseaba capturar un cielo lleno de estrellas, pero esta vez no quería que las estrellas dejasen su estela a base de tiempo, sino todo lo contrario, quería que apareciesen como las ves, como chispitas.
En las proximidades del refugio de Amitges se dieron las circunstancias, y eso que la noche empezaba mal, completamente cubierta. De primeras fui a un árbol que había observado por la tarde con la intención de que sus ramas retorcidas me sirvieran de marco para colocar al fondo las impresionantes agujas de Amitges, casi no se veía nada, así que todo fue a ojo y el árbol fue iluminado mediante flashes de dos colores, uno para el tronco y otro para las hojas.
Tras casi dos horas la noche empezó a aclarar, y fue entonces cuando pude ver todo ese manto de estrellas, en un sitio tan especial, sin contaminación lumínica y tan cerca de ellas, casi se diría que puedes hablar directamente con el cielo, y eso hice... soy de las personas que cree en las señales.
Estaba solo y disfrutando de una noche preciosa, en las montañas del fondo asomo una lengua de nube que parecía un río naciendo, desde lo alto se deslizaba ladera abajo mientras se ensanchaba, me es imposible explicar con palabras lo hermoso de la situación, según el río de nubes iba cogiendo forma, las montañas que hasta hace nada eran completamente negras se fueron aclarando, y la noche cambio radicalmente, empezaba a haber luz por todos los lados, y la señal que yo suponía en forma de estrella fugaz o algo similar, resulto ser una preciosa luna que asomaba por la montaña que tenía a mi espalda, la luz era tal que podía consultar la hora de mi reloj, cerca de la una.
Fue entonces cuando esa foto soñada hace meses iba a hacerse realidad. Decidía hacer una hacia las montañas donde poco antes habían pasado y desaparecido las nubes, para mostrar también el sitio tan increíble donde se sitúa el refugio. Y otra hacia el lago con las agujas de Amitges al fondo.
Para cada foto, realice dos tomas, una solo para capturar la luz de la luna en el paisaje y otra de pocos segundos para que las estrellas quedase justo como las estaba viendo, yo y cualquiera que en ese momento mirase al cielo, espero que os gusten...y que también creáis en las señales.